Historia de la factura electrónica en Argentina
En solo dos meses, la factura electrónica se habrá generalizado por completo en Argentina. A partir del 1 de julio, todos los contribuyentes, salvo los monotributistas de las categorías B a G, estarán obligados a utilizar los comprobantes electrónicos en sus relaciones comerciales. En los últimos tiempos, esta modalidad ha experimentado un gran crecimiento en el país, como consecuencia de la Resolución General 3571/13, que sumó en 2014 a seis grupos diferentes de profesionales. Más recientemente se aprobó la Resolución General 3749/15, con la que se prevé alcanzar los 800.000 emisores electrónicos.
A pesar de que la expansión del comprobante electrónico se ha producido, en gran medida, durante el último año, la regulación de este sistema llegó a Argentina hace trece años. La Resolución 1361 publicada en 2002 ya recogía un régimen especial de emisión y almacenamiento de duplicados electrónicos. No obstante, no fue hasta 2007 cuando este sistema comenzó a ganar terreno.
Las primeras en sumarse a esta modalidad fueron las compañías telefónicas, las operadoras de internet y de televisión por cable, las empresas de servicios básicos y de medicina prepaga. Poco después también lo hicieron las de telepeaje, informática, publicidad y servicios profesionales superiores a los $600.000. Así lo determinó la Resolución General 2485/08.
Desde entonces, el número de contribuyentes que ha adoptado este sistema ha ido creciendo progresivamente debido, por un lado, a la obligatoriedad que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ha establecido en las sucesivas normativas y, por otro, a las ventajas que supone para las empresas. Con la factura electrónica, el ahorro se incrementa potencialmente. Hay que tener en cuenta que se eliminan los costos asociados a la impresión, el envío o el almacenaje de los documentos. Pero además, se reduce el tiempo dedicado a las gestiones, gracias a la automatización del procedimiento.
¿Cómo emitir comprobantes electrónicos?
Para adherirse al régimen de facturación electrónica, los contribuyentes deben disponer del Código de Autorización Electrónico (CAE) que otorga la AFIP. Tras ello, solo necesitan contar con una plataforma de facturación electrónica como la EDICOM, que se integra en el ERP y automatiza la generación, envío, declaración y almacenamiento de los comprobantes.
